sábado, abril 3

Día 2* Solo un recuerdo, ya, nada mas

Sentía que se había roto el muro, mi sinsabor agridulce hacia el mundo parecía una antítesis al compararlo con su ilusión por la vida que va más allá de lo místico y trascendental.

Estaba impregnada de algo mas que pasión y desenfreno, hacia que me considerara impune...Mi ambición por su cuerpo supera ecualquier distancia, quiero sentir el olor de su pelo y que mis dedos se pierdan entre su nuca para despues escalar por la heterogeneidad de sus curvas. Me es difícil decir como me sentia, un ente externo parecía dominar mis actos según se sucedían sus gemidos y gestos, yo, en nuestro duelo buscaba sucumbirla a mis manos para superar la frontera de la realidad.

Sus espasmos desvelaban el deseo de nuestros pensamientos, necesitabamos terminar de franquearnos y acabar con todos esos actos impuros para empezar a pecar, sentirnos el uno dentro del otro, verla morir con cada sensación milimétrica hasta llevarnos al éxtasis. Llegé a pensar que sería eterno, no queria ver el fin de su cuerpo y me envenenaba sentir el dominio de sus caderas a lo largo de mi erecto y desprotegido compañero....Escalofrio...Dios, era increible sentirla dentro de mi, sentir que cada uno de sus suspiros antagónicos ivan a la par de nuestro compás.

Y acabamos extenuados consumidos por nuestro propio ánimo, carentes de interés por el tiempo y exhaustos de toda lógica sin tan siquiera poder hilvanar nuestras próximas apetencias.


XY

viernes, abril 2

Día 2

Después del primer día, las cosas habían cambiado entre nosotros. Cualquier pudor que hubiera se había disuelto entre los fluidos que dejamos la otra noche. Tan sólo con pensar que habían aumentado las posibilidades de que se repitiese aquello me ponía realmente enferma. Enferma de deseo.

Sin darnos cuenta la habitación se había hecho más mutua que nunca y nuestra fogosidad se volvía cada vez más y más evidente... Era un hecho inocultable y maravilloso.

Nuestras bocas, divertidas, se buscaban constantemente queriendo conocerse, más aun.
Nuestras lenguas alternaban entre rapidez y salvajismo con tranquilidad y ternura, era una mezcla fabulosa y excitante. Frenesí, pasión, ardor. Sus labios corrían y titubeaban con cada centimetro de mi cuerpo, lo rastrearon entero. Sentía su olfato recorriéndome toda, inundándose de mi aroma, deséandome cada vez más. Bajaba suave y sigiloso por mis piernas. Las tocaba, las acariciaba, las besaba... Le sentía tan cerca y tan caliente que podría haberse fundido en mi cuerpo. Nos pervertimos el uno al otro tomándonos todo el tiempo del mundo. El tiempo... que no pasaba.
Nos dábamos placer sin descanso, colmábamos el éxtasis. Dios, disfruté tanto.

Sus dedos de guitarrista me tocaban con rapidez y entusiasmo, como uno de esos solos agudos e infernales de Hendrix... Se sumergían, buceaban, exploraban mi vagina sedienta. Correteaban por lugares insospechados y yo... Yo me perdía en sus recorridos. Apretaba con intensidad las sábanas, pero nada me relajaba en ese instante.
Lujuría desenfrenada. Su boca tímida y pasional rodeaba mis pezones erectos. Los saboreó hasta la saciedad, y más. Nada era suficiente. Yo no podía parar de moverme, su lengua, su boca, sus manos, esas manos grandes y suaves, esas diosas... ¡Cielos! Estaba volviéndome loca de placer.

Mis manos le apretaban, le tiraban del pelo, pasionales. Las suyas las sentí más salvajes y seguras que nunca. Se recreaban en mis senos una y otra vez, ávido y ambicioso. Mayestático en su sillón, sentado. Y yo, encima, me movía incesante y húmeda. Muy húmeda. Seduciéndole de nuevo.

Él... puro hierro, diamante en bruto, tan erecto.
Yo... deshecha. Agua y fuego, pura mecha.
Absorta en él, embelesada en mí.

XX

miércoles, marzo 31

Día 1*

¿Quién podría saber que no sería una noche más de sueños sin recuerdos?

Me debatía entre ella y mi almohada.
Sin darme cuenta todo me conducía a ella. Me venían a la cabeza trozos de una noche, algo que no puedo olvidar, algo que quiero recordar. Pensaba que la tenía otra vez, que mis besos iban más allá de sus labios, su cuello y del contorno de sus suaves pechos mientras mis manos la extrañaban queriendo trazar curvas a lo largo de su anatomía para entrecortar su respiración y llegar a ese punto en el que lo único que nos movía era la ambición de Placer.

Sentía su Placer junto al mio, mis dedos ansiaban empaparse y perderse entre su clítoris para luego jugar al ritmo de Stairway con mi lengua y terminar tocando el cielo, sucumbidos por la pasión y el deseo. En esa primera noche sólo buscaba conocer su cuerpo, sucumbirla a base de besos y caricias para intentar llevarla a los extremos del delirio y la lujuria.Consiguió sobrepasarlos y hacerme partícipe de un deseo insaciable de ambrosía.

Toda suposición fue superada el lunes por la noche, tal vez era martes antes del amanecer... y mi perversión se expandió mas allá de la razón.


XY

lunes, marzo 29

Día 1

Vulgar y exquisita, así era como me sentía.

Era algo verdaderamente inesperado, incluso para mí. Le destapé procazmente mis pensamientos más obscenos. Con él no podía mentir, nunca antes lo había hecho, con nadie en verdad. Y no es que anteriormente me hubiera estado reprimiendo de éstos ¡qué va! Ni se me acercaban tales ideas... Por lo que, no sé qué procesos mentales llevaron a mi clítoris a responder de ese modo tan atrevido. Me cago en la puta, estaba que chorreaba. Eso no era normal, no, en absoluto, estaba sobrexcitada.

Sentía sus palabras quemándome, eran fuego que me hacía tiritar. Tiritaba de placer. Estaba empapada de lujuria, absolutamente húmeda de sensualidad. Mi piel, resbaladiza y peligrosa, le reclamaba. Subí hacia lo más alto, flotaba, volaba más allá de la Exosfera, más allá del Sistema Solar, más incluso del Brazo de Perseo y finalmente me salí de la Vía Láctea. Sobre todo eso, Láctea. Me creía con el mando, conduciendo y dirigiendo la situación... Agh! Pero qué ingenua... Estaba siendo absolutamente manejada. Me estaba gobernando de maravilla, joder. Y me excitaba cada vez más. Esto era algo insólito para mí, estaba tan salvaje e indómita... Me encantaba. El reflejo de la ventana mostraba mi aspecto más sugerente, atractivo y sexual, apuesto a que se habría excitado con tan sólo ver la escena. Estaba expectante a cada uno de sus movimientos. Lascivo, carnal, aprehensivo. Nunca me atrajo tanto, pero tampoco fue lo suficiente, sabía que me podría llegar a atraer mucho, mucho más... y también mucho menos.

Sinceramente, no era la clase de persona que esperaba que fuera a provocar esa clase de reacción en mis pezones. Insólito. Pero así fue, y así que entre fogosidad, confusión, sorpresa y diversos flujos afrutados, producto del insomnio, se dio una de las noches más cachondas y surrealistas (a la vez) desde hacía tiempo. Mi primer día en Sodoma.

Esa noche habría podido ser multiorgásmica, una pena hablar en condicional.



XX